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60 litros

La Opinión de Tenerife, 8 de noviembre de 2006

La ministra Narbona quiere cerrarnos el chorro y que sólo consumamos sesenta litros de agua por persona y día.


La basca en España gasta mucha agua y es por eso que la ministra de Medio Ambiente de ese gobierno remendón que dirige Zapatero quiere sancionar a todos aquellos que sobrepasen el límite del buche mencionado.


Las encuestas dicen que los canarios nos gastamos el agua que no tenemos (pasa lo mismo que con las perras) y nuestro consumo medio se sitúa en casi el triple.


Tengo que confesar que con ese buchito de 60 litros no me da ni para lavar mis gayumbos de la XXL y precisamente es la cantidad que me suelo beber para hidratarme después de un entrenamiento.


¿Y qué pasa con el resto de mis necesidades diarias? Mis visitas al retrete, esa loza de las lamentaciones, rondan una nada desdeñable media diaria de una docena de veces: cada uno tiene los esfínteres como los tiene y no hay en el mundo ministra de medioambiente que lo remedie. ¿Qué pretende, entonces, la ministra? ¿Que no tire de la cadena hasta alcanzar mi mejor marca personal?


Estos camaradas de Zapatero se piensan que todo se resuelve socializando, aplicando el mínimo común múltiplo a las costumbres del pueblo. Empiezan por rebajarte la cuota de agua y terminarán obligándote a lavar los carcañales con el agua de marca de la empresa de un primo hermano.


Está claro que no todo el mundo tiene las mismas necesidades hídricas y lo que vamos a ahorrar en agua lo vamos a perder por otro lado, porque ese buche de sesenta litros hará cambiar las costumbres de mucha gente y con ello llegará el esperado ocaso de nuestra civilización.


Una vez vino a casa un revisor del agua para decirle a la parienta que gastábamos poco, que o gastábamos más o nos subían la presión de la cañería. A estos señores del gobierno, lo único que les importa es cobrar impuestos y recaudar dinero a costa de la mugre del respetable.


El Consejero de Medioambiente del Cabildo ha dicho también que el agua forma parte ya de esa cultura del consumo que, al parecer, nos tiene poseídos a todos y que hace años se consideraba una aberración dejar correr el agua de un grifo y ahora la basca lo hace sin ningún reparo.


Tiene usted razón, señor Consejero, yo lo primero que hago todas las mañanas cuando me levanto es abrir el chorro y dejar que fluya el agua mansamente durante todo el día, como en una fuente natural, y sólo lo cierro por la noche para que me deje dormir.


Dejar el grifo abierto durante el cepillado de dientes nos cuesta 25 litros de la cartilla de racionamiento. Si nos lavamos los dientes después de cada comida, la cartilla se nos pone en números rojos en menos que canta la ministra.


Es evidente que debemos ser más precavidos con el uso del agua, ¿pero qué pasa con mis esfínteres?


Zurrón Vintage
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